Con motivo del 73.º aniversario del fusilamiento del presidente Companys, el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, participó en 2013 en la ofrenda floral en la tumba del presidente en la Fosa de la Pedrera, en el Cementerio de Montjuïc. El alcalde continuó los actos conmemorativos con la ofrenda en el Monumento a los Inmortales y en el Foso de Santa Eulàlia, donde Companys fue asesinado el 15 de octubre de 1940. Este ejercicio de “Memoria historica vino acompañado de otr de “desmemoria”.
Nadie recordó que Lluís Companys en julio de 1936 hizo fusilar 199 militares de graduación de general a teniente, de los que se sublevaron en Barcelona el 19 de julio y fracasaron. Companys no se acordó que cuando él se levantó en armas el 6 de octubre de 1934 y fracasó, fue condenado a muerte, pero una larga lista de personalidades catalanas que no eran de su partido político, pero caritativas y amantes de la paz, pidieron a las autoridades de Madrid la anulación de la pena de muerte a Companys y lo consiguieron. Entre las primeras firmas que pidieron su indulto en 1934 figuraba la del obispo de Barcelona, Monseñor Manuel Irurita. Con tristeza recordamos que nuestro prelado, un obispo pacífico, cuyas únicas armas eran el evangelio y los rosarios, habiendo pasado sólo dos años, en diciembre de 1936, fue asesinado en el cementerio de Montcada por las milicias armadas que Companys había legalizado el 20 de julio de 1936.
El alcalde de Barcelona, en ese homenaje NO recordó el asesinato de uno de uno de sus parientes, por parte de la República, el mismo lugar de Montjuic. Se trataba de Ignacio Trías Bertrán, tío de los trías Sagnier, primos de Xavier Trias. El 11 de agosto de 1938 fueron asesinados treinta y un condenados políticos que estaban en la cárcel Modelo. En Montjuïc se juntarán con los treinta y dos que ya están en el Cuerpo de Guardia esperando su fusilamiento. Serán sesenta y tres los ejecutados, treinta y uno que procedían de la Cárcel Modelo y treinta y dos que ya estaban en el Castillo de Montjuïc.
Ignacio Trías, relatan, como buen carlista y con sólo 19 años no para de animar y exhortar a todos sin hacer caso de las advertencias de oficiales y guardias. Al arrancar el camión entonan el canto del Credo. Al Castillo llegan cantando. Se encuentran con los demás, entre ellos una mujer en avanzado estado de gestación. Se inicia el fusilamiento en grupos de seis. Se forman diez grupos de seis y uno de tres. Sale cada grupo de seis, del Cuerpo de Guardia y llega al Foso de Santa Elena. Está lloviendo. Ignacio se encuentra entre los grupos centrales.
Cada condenado lleva en el bolsillo un papelito con su nombre para posterior identificación. Desde el Cuerpo de Guardia se oyen las descargas e Ignacio sigue animando sin desfallecer a todos, mientras les llega el turno. Llaman a su grupo y no se inmuta. Bajan los seis hacia el foso recibiendo ánimo y fortaleza por parte de Ignacio. Como canta el Oficio de Vísperas de los Mártires: “A la manera de corderos ofrecen su garganta a la espada sin quejarse ni murmurar. Un corazón sin miedo y una conciencia serena le sostienen en sus sufrimientos”. Por el suelo se encuentran los treinta fusilados anteriores que chorrean sangre. Se colocan los seis frente al pelotón de ejecución. Ignacio toma el Rosario y grita: “¡Gloria a Cristo Rey!”.
¡Xavier Trias, no olvides a los tuyos!
(Blog VERDADESOFENDEN)